Esta es la quinta entrega de la que, ya con toda seguridad afirmo, será una larga serie de artículos dedicados al esperpento del ‘perro lobo español’ (o cántabro, porque el nombre depende del humor con el que se levanten los impulsores de ese raro proyecto) y antes de entrar en materia me gustaría recordar a los lectores que para seguir la línea argumental es imprescindible que previamente echen un vistazo a todo lo anteriormente escrito en este blog acerca del tema:
A estos cuatro artículos hay que unir éste mismo y el que publicaré mañana, que creo que va a suponer un mazazo definitivo para las disparatas aspiraciones de los ‘loberistas’, porque en él aparecerán pruebas documentales que muestran como antes de 1930 era absolutamente común que en las páginas de clasificados de los periódicos de la época apareciesen anuncios de canes germanos a los que a veces llamaban perros lobos, otras perros policías y en ocasiones sencillamente, pastores alemanes. En las notas de prensa que narraban los concursos caninos de la época ocurría lo mismo.
Pero todo eso se podrá leer mañana, ahora dejo a los lectores con el artículo de hoy que, pese a su extensión, considero fundamental para la comprensión de todo este dislate y en general de todo lo que rodea a la cinofilia en este país.
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En la cuarta entrega dejamos a nuestros ‘hamijos’ del mundo del perro lobo en medio de una crisis de identidad, lo que hasta entonces había sido un punto innegociable –la carga genética de lobo ibérico- era ahora algo totalmente prescindible, el mismo secretario de la asociación negaba que se hubiese encontrado la más mínima traza de canis lupus signatus en el grupo de perros mestizos que estaban analizando. Mientras, el antaño defensor de la causa y perejil de todas las salsas, Antonio Zorrilla Delgado, retaba al tendido en actitud torera para que le demostrasen dónde había dicho él que el perro lobero tuviera sangre de lobo y de paso instaba a Manuel Bahíllo a que públicamente aclarase que él – Antonio, se entiende- nada tenía que ver con la Asociación del Perro Lobo.
Mientras tanto, el citado Manuel Bahíllo se hacía el ofendido con mayúsculas para no responder a ninguna de las preguntas realizadas en cierto grupo de facebook. El gran crimen, la terrible ofensa contra su persona, fue decir que él, a la sazón secretario de la Asociación del Perro Lobo – y presumiblemente promotor de toda la estrategia publicitaria en la prensa escrita regional- no tenía experiencia alguna en el mundo del perro y que además estaba vinculado de facto ADIC- Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria. No alcanzo a comprender qué hay de malo en informar al público de que una de las cabezas visibles del pintoresco movimiento en pro del reconocimiento del perro lobo no sabe gran cosa sobre canes y que colabora activamente con ADIC, una asociación por otro lado totalmente legal y respetable, pero con una serie de características que NO la sitúan, por decirlo de algún modo, en una posición de neutralidad.
La Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria es una organización nacida en 1976, de la que en cierta forma surge algo más tarde el PRC, y que en principio se dedica al fomento y promoción de la cultura, arte, folclore, historia etc., de lo que ellos entienden que es Cantabria. Lo que ocurre es que con el tiempo las posiciones ideológicas de ese grupo han basculando cada vez más hacia el regionalismo radical y en algunos casos el nacionalismo cántabro- afín al de Regüelta y el Conceju Nacionaliegu Cántabru- todo lo cual no es en absoluto reprobable, pero les ha ganado críticas incluso dentro del PRC que es un partido dentro del regionalismo moderado.
De modo que sí que me parece importante conocer que dentro del movimiento en pro del perro lobo hay personas cercanas a ADIC o a cualquier otra asociación de fuerte sentimiento cantabrista, y por tanto muy poco objetivas con todo lo autóctono. Sería algo equiparable a descubrir, por poner un ejemplo, que tras algún excéntrico y disparatado proyecto que tratase de reivindicar un origen exclusivamente español de todas las castas de perros cobradores, de muestra, de rastro y de presa europeos, se escondiese gente afín a la Fundación DENAES (Defensa de la Nación Española) o a la Fundación Nacional Francisco Franco (que por cierto, es surrealista que en el siglo XXI siga existiendo algo así...) ; no parecería algo serio que gente con un marcado interés ideológico pretendiese hacer una investigación libre de prejuicios y abierta al rigor científico e histórico.
Otra cosa es que tras comprobar las dificultades que están teniendo para encontrar apoyos en una comunidad autónoma tan pequeña como Cantabria, hayan ampliado el arco de influencia rebautizando a la supuesta raza como perro lobo español o, simplemente, perro lobo; pero está claro que si uno lee los textos que van colgando en diversos blogs y redes sociales el origen del foco primario lo sitúan en el entorno cuasi mágico de la Cantabria que ellos sueñan e idealizan, y de la cual se consideran guardianes y adalides.
Y tampoco conviene olvidar la especial idiosincrasia que tiene la actual Comunidad Autónoma de Cantabria, muy similar a la de Asturias o Galicia, lugares todos en los que se dan ciertas formas de sentimiento identitario que trascienden lo político- al contrario de lo que ocurre en el vecino País Vasco o en Cataluña. De este modo no es raro ver a personas de las ideologías más diversas, desde la izquierda más radical e independentista hasta la derecha más extrema y enrocada en el nacionalismo español, que comparten sin problemas un acendrado e idealizado amor por su terruño, aderezado con visiones románticas de corte costumbrista, mitológico y pseudohistórico. Todo esto ya ha sido objeto de estudios sociológicos, no es algo que yo me invente, y creo que sirve para entender muy bien la enorme aceptación que tiene entre el público de estas zonas geográficas cualquier tipo de manifestación de carácter etnográfico, sea esta real y con base histórica, o totalmente inventada ex novo. Esa es la razón última por la cual pese a la existencia de perros lobos (mestizos de pastor alemán) por toda España, sea precisamente en Galicia (can de palleiro) o en Cantabria (lobero) donde ha cristalizado el fenómeno con más fuerza, envuelto en un halo de particularismo norteño.
Pero es que aparte de las inclinaciones ideológicas que acabamos de describir, el colmo del despropósito es que el biólogo elegido para realizar el estudio, Ignacio Doadrio, publique libros en una de las editoriales de la cual es gerente Manuel Bahíllo , Castilla tradicional – la otra que dirige Bahíllo es Cantabria tradicional.
;pero comprobar que la misma persona encargada de la investigación edita sus trabajos en la editorial del secretario de la Asociación del Perro Lobo... resulta cuando menos inquietante. Y no estoy acusando a nadie de nada, simplemente me parece que la validez de estudio en este caso se ve muy mermada; se reduciría al ámbito interno, para conocer de primera mano que hay detrás del lobero, pero jamás contaría con la seriedad requerida de cara a presentarlo al gran público, ya que el conflicto de intereses es brutal.
Llegados a este punto me gustaría recordar cómo fue mi primer contacto con los promotores del proyecto del perro lobo y narrar ciertos detalles que nunca he analizado en este blog . En 2012 llevaba ya varios años viendo anuncios en webs de compra-venta donde se publicitaban mestizos de pastor alemán como perros lobos, pero no fue hasta la primavera de ese año cuando, a través del grupo de Facebook ‘‘La Cinofilia Española’’, descubrí que había gente organizada que pretendía hacer pasar a estos perros por una raza antiquísima, propia de Cantabria y con un fortísimo grado de hibridación con lobo. Lo más llamativo fueron unas fotos tomadas en el Mercado Nacional de Ganados Jesús Collado Soto de Torrelavega que en el citado grupo de facebook se presentaban como realizadas en Reinosa en el marco de un concurso canino.
Mi sorpresa fue tremenda y me vi en la obligación de aclarar públicamente que el entorno en el cual se habían tomado las instantáneas no era la citada localidad campurriana sino la capital del Besaya, Torrelavega; además pregunté cómo era posible que se hubiese realizado un concurso canino si el perro lobo no estaba reconocido como raza por ninguna federación o asociación y por lo tanto solicité alguna información más acerca del asunto.
La respuesta que se me dio fue… ninguna, recibí algunas descalificaciones por parte de los ‘loberistas’ y sus adláteres, y para colmo el administrador de ese grupo borró mis intervenciones. El tiempo demostró que las fotos habían sido tomadas en Torrelavega y que no se trataba de ningún concurso, ni tan siquiera de una exhibición canina, sino tan solo de unas fotos aisladas que algunos fans del perro lobo tomaron con motivo de otro acto que tuvo lugar en el citado emplazamiento, presuntamente la Feria de Caza y Pesca.
Y fue precisamente en ese momento, al ser consciente de lo sectario y oscurantista que era todo lo que rodeaba al perro lobo, cuando decidí empezar a tirar de la cuerda para ver qué se escondía detrás de todo ese entramado indescifrable. No tengo manía persecutoria, me considero una persona tolerante y entiendo que la gente tiene derecho a defender posturas con las que yo no esté de acuerdo, pero cuando ante la pregunta más básica o la puntualización más elemental- en este caso el hecho de que la localización de una foto estaba equivocada- uno sólo recibe insultos y es censurado públicamente, la única respuesta posible es atacar con la verdad. Y eso es lo que he hecho desde entonces y lo que, para desgracia de algunos cuentistas y embusteros, voy a seguir haciendo. Con toda seguridad si no hubiese sentido esa animadversión inicial y ese deseo de ocultar todo, de maquillar la realidad, me habría limitado a dar mi opinión y punto, pero desgraciadamente las cosas no fueron así, intentaron poner la mordaza a la persona equivocada… y ahora lo están pagando.
Recuerdo que en aquellos primeros momentos intenté hacer entrar en razón al administrador de ’’La Cinofilia Española’’ con escasos resultados, de hecho como ya he dicho acabó borrando aquellos primeros mensajes y aunque meses después esbozó un amago de disculpa, todavía estoy esperando una explicación razonable; aunque dudo que jamás llegue porque cada vez que se toca el tema del perro lobo en su grupo lanza amenazas veladas a todos los que formamos el sector crítico, eso sí… todo con mucha educación y cortesía.
Pero lo interesante de aquellas tempranas discusiones sobre el asunto reside en unos mensajes privados que intercambié con dicha persona, en ellos me aseguraba textualmente que ‘una eminencia en el mundo de las razas españolas’ le estaba informando sobre el lobero y por eso daba crédito a todo lo que le decían sobre la supuesta casta canina. La carcajada que solté al leer esa ‘perla’, entre muchas otras, debió de escucharse a un kilómetro de distancia y en mi respuesta le di el nombre completo de esa misteriosa ‘eminencia’ que permanecía en el anonimato. Tras eso ya no me contestó más, supongo que se sorprendió de que yo supiese desde hacía meses la identidad de uno de los ‘promotores secretos’ del lobero- algo que aún a día de hoy no entiendo, lo del secretismo… digo.
Esta anécdota que acabo de contar ejemplifica a la perfección el ambiente de ‘pintoresquismo’ y ‘caspa’ que rodea en general en España a todo lo que tiene que ver con el mundo del perro. Yo entiendo que una eminencia en cinología (que no cinofilia) es alguien con una dilatada carrera en el mundo de la investigación biológica, zoológica, histórica o antropológica; imagino que alguien que lleva una década trabajando en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular, o que ha dirigido decenas de campañas de excavación en yacimientos arqueológicos del neolítico o la edad de los metales, o que publica en revistas del estilo de ‘Science’ o 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS) merece ese calificativo, pero llamar ‘eminencia’ a un señor que se limita a criar perros y venderlos… es un poco patético.
Me da igual que el tipo en cuestión lleve 20, 30 o 40 años en el negocio del perro, será simplemente un criador; del mismo modo que un paisano como los que hay en mi comarca que haya pasado toda su vida dedicado a la explotación de ganado holstein-frisón será sólo un ganadero, que por otro lado es una ocupación muy digna, pero dudo mucho que podamos considerarlo una eminencia en genética que trace nuevas políticas y estrategias de cara a la mejora de la cabaña ganadera regional o nacional...
Aclarado esto y partiendo de que en ningún lugar del mundo existe una ciencia reglada que se dedique por entero al estudio del perro en todas sus facetas (cinología) tenemos que conformarnos con las aportaciones de otras disciplinas -veterinaria, zoología, historia, paleontología, antropología, etc. Así en el mundo germano y anglosajón hay biólogos e historiadores muy serios que dedican parte de sus esfuerzos a investigar en este campo, ya que la importancia que tiene la domesticación del lobo para comprender la evolución de la sociedad humana desde finales del paleolítico es enorme. El problema es que en España… todo eso no se da, aquí los pocos que se decantan por esos temas se van fuera – como Carles Vilà- y entonces los que ocupan su lugar son toda esa caterva de pseudo-criadores, gurús de foro internetero o líderes de opinión barata en facebook, que alternan la subida de fotos que ya hemos visto 300 veces y que ellos sitúan cronológicamente donde les da la gana, con la redacción de artículos de historietas (que no Historia) de 10 líneas en los que ‘parchean’ datos y fechas sin orden ni concierto para luego soltarnos un rollo infumable –aquí ya sí que se explayan-sobre lo ‘funcionales, típicos, bregados y fieles a la tradición’ que son sus perros.
Al denunciar esto no quiero dar a entender que yo me sitúe en las antípodas de toda esta gente en cuanto a conocimientos caninos, porque no es así. Me considero un simple aficionado a la cinología, nada más, de hecho el mundo del perro no es la ocupación principal de mis horas de ocio, es tan sólo una de ellas. Aprovecho aquí para aclarar todo esto, porque algunos de los forofos del perro lobo me han acusado en el pasado de ir de ‘Mesías canino’ y de buscar el minuto de gloria, y nada más lejos de la realidad…
Los perros –y la observación de la fauna en general – fueron probablemente mi más temprana afición cuando era un niño; eso motivó que desde que tuve conciencia intentase aprender todo lo posible en relación con el tema, leía cuantos libros caían en mis manos, intentaba pasar tiempo en casas de familiares que tenían perros y ganado (yo era de ciudad) y acudía puntual a todos los concursos caninos que me quedaban cerca- el de mi localidad, Torrelavega, era de los mejores del norte de España en aquella época, lo cual era una suerte teniendo en cuenta que yo sólo era un niño y no podía desplazarme por mí mismo a otras ciudades más grandes o a provincias cercanas. Ese es pues el origen de esta afición que me acompaña desde principios de los 80; tiempo después acabé relacionándome con gente que había hecho del perro una forma de vida y acabé teniendo perros propios, pero nunca me plantee tener un afijo ni dedicarme profesionalmente a este mundo, simplemente mis prioridades fueron por otros derroteros. Sin embargo el mundo del perro será siempre una afición muy importante para mí, no la única ni la mayor, pero sí la primera que tuve, a la que debo más fidelidad y de la que tengo recuerdos más bonitos.
Por esa razón tengo este blog, porque respeto y quiero profundamente todo este mundo, y por ello intento poner mi pequeño granito de arena para contribuir a la ampliación del saber común. Y lo hago colaborando con aquellos conocimientos que tengo de forma contrastada. Si fuese como alguno de esos ‘gurús’ hablaría de todo y a todas horas. Soltaría parrafadas sobre consejos veterinarios-porque obviamente todos los que tenemos o hemos tenido perros hemos visto y sufrido decenas de dolencias a través de nuestros canes; o sobre técnicas de adiestramiento civil y/o deportivo- porque alguna vez he hecho el ‘dominguero’ con la manga en casa de algún adiestrador que es conocido; o acerca de criterios de selección y mejora genética- porque ahora mismo hasta el criador más tonto se lanza a pontificar sobre esos temas. Pero como yo soy lo suficientemente humilde para hablar en voz alta sólo de lo que creo saber de verdad, me centro en investigar principalmente el aspecto histórico de la cinología; no soy catedrático de esta materia, ni muchísimo menos, porque no existe tal especialidad y tampoco me dedico profesionalmente la investigación de ningún tipo, pero no es menos cierto que mi formación académica está vinculada a la Historia y gran parte de mis aficiones también.
Sin embargo hay un problema, en España si pretendes introducir elementos de racionalidad en la discusión cinológica, siempre te acabarás topando con el ‘figura’ de turno que te dirá aquello tan manido de ''¿y tú quién eres? ¿de dónde has salido? Yo soy Don Fulanito Pérez, llevo 40 años criando perros, soy el introductor, o recuperador, o seleccionador en España de no-sé-qué-raza y además he colaborado con tropecientas revistas caninas (donde de paso he hecho publicidad de mi afijo hasta el vómito) y conozco a los presidentes de cuantas asociaciones, federaciones y ‘chiringuitos’ caninos haya en este país y parte del extranjero''. Se trata del argumento de autoridad, algo que en el mundo real fue desechado en época medieval, pero que en el ambiente de los perreros sigue en plena vigencia. Así cuando participas en un foro o grupo de facebook no importan tanto tus ideas o razonamientos dialécticos como tu nombre o los contactos que tengas.
En mis primeras discusiones con este tipo de pseudo-perreros hace ya muchos años siempre me echaban en cara que firmase con un nick y no con mi nombre y apellidos, cuando sentían que podía rebatir sus argumentos y ya no sabían qué contestar me acusaban de esconderme ‘detrás de la pantalla de un ordenador’ y acababan con insultos y amenazas. Esa es la razón por la cual en la cuenta de facebook que tengo en la actualidad asociada a la web de Molosos y Perros de Presa también en facebook, aparecen mi nombre y mis dos apellidos, para que nadie pueda decir que me valgo del anonimato para calumniar. Pero lo triste es que ahora ese mismo tipo de gente es la que me acusa de buscar notoriedad…, es decir, justo lo contrario de lo que decían antes.
Es algo lamentable, en ninguna comunidad de la red, ni en las que tratan temas intelectuales -historia, ciencia, literatura o política- ni en las que abordan asuntos más ligeros- deportes, videojuegos, comics etc- se le exige a nadie aportar datos personales para debatir, esto ocurre sólo en el mundo del perro. Webs cinófilas donde esas supuestas autoridades en la materia-que realmente no lo son ni por asomo- bajan al barro con el resto de los mortales-entre los que yo me incluyo- y cuando alguien les señala con el dedo como en la fábula del rey desnudo, se ponen nerviosos y ya entrados en pánico tiran de galones o de curriculum para intentar capear el temporal.
Centrándonos en el asunto del perro lobo esto se ha visto bastante claro en las intervenciones de personajes como Antonio Zorrilla, alias ‘Federaciones Caninas’, cuyo principal argumentación en mi contra era que yo ‘no era nadie en el mundo del perro’; y ya de paso se puso a investigar y acabó publicando una dirección postal que él creía que estaba asociada a mi persona para perjudicarme– solo le faltó enviarme la cabeza decapitada de un perro, en una adaptación libre de ‘’El Padrino’’ …
O los movimientos secretos de esa mencionada ‘eminencia’ canina a la que yo no voy a citar con nombre y apellidos, porque parece que al menos en este asunto pretende situarse en la sombra, que cada vez que se ha pronunciado sobre el asunto en diversos medios ha acudido al argumento de su experiencia indiscutible, que según el cree es superior a cualquier razonamiento o prueba empírica que demuestre lo contario. Parece ser que no le sirvió de mucho su dilatada carrera como perrero cuando hace casi un año un ‘troll’ internetero les hizo creer a a él y a otras muchas ‘eminencias’ que un mestizo de pastor alemán y husky de EE.UU era un soberbio ejemplar de lobero leonés, entonces se dejaron los dedos pulsando al botoncito de ‘Me gusta’… Todavía tengo la captura de pantalla en el disco duro y me parto de risa cuando veo lo de ‘este comentario le gusta a: ….’ y me sale la lista de ‘entendidos’ que se tragaron el vulgar embuste.
Bueno, y qué decir de Nando Rojas y Manuel Bahíllo, ambos sin experiencia alguna en el mundo del perro, ni interés demostrable en esa materia hasta hace un par de años, que de la noche a la mañana se convierten en autoridades y deciden, el primero, quién puede hablar en según qué grupos de facebook, y el segundo quién merece ser respondido. La última anécdota divertida de Rojas se dio con motivo de la publicación de mi anterior artículo dedicado al lobero, cuando yo señalé el extraño comportamiento que había tenido en su propio grupo ante las preguntas de un internauta; pues bien días después expulsó a esta persona de la web, pero lo surrealista es que los comentarios a los que yo me refería se habían producido un mes antes... con lo cual deduzco que el tipo no se había dado cuenta del ridículo en el que había caído hasta que yo lo denuncié, y una vez que tomó conciencia ejerció una vez más como censor.
Y en esas estamos a estas alturas. Un grupo de gente decidió que una serie de perros eran una raza y se pusieron por todos los medios a la tarea de alcanzar un reconocimiento oficial. Detrás de eso no había nada…, ni tan siquiera una triste teoría de carácter histórico que avalase el asunto, porque como ya hemos visto en este blog las hipótesis han ido variando con el tiempo con una sorprendente plasticidad: lo que se decía antes de ayer se negaba ayer y se volvía a afirmar hoy.
Han saltado a la palestra individuos como el ya citado Antonio Zorrilla Delgado que no han aportado mucho más allá de insultos y desprecios a los que de modo desinteresado intentábamos discernir qué había detrás de todo este asunto. Pero bueno, qué se puede esperar de aquel que se presenta como un erudito empeñado en la recuperación del acervo canino hispánico, que suelta peroratas grandilocuentes sobre esas mismas castas funcionales y llenas de tipicidad – ya solo falta que componga una oda o un soneto al galgo y al alano- , y que luego aparece en un foro pidiendo información acerca de los ‘villanucos’ porque los confunde con los villanos…Y además en esa misma digresión acerca de la defensa de todas esas 'razas patrias' parece que se le olvida el 'lobero', ese perro que ahora resulta fundamental y básico para comprender el mundo ganadero de parte del centro norte peninsular, ah claro... es que ese texto es de 2005 y en esa época todavía no se le había ocurrido a nadie inventarse una raza a partir de pastores alemanes mestizos. En fin, la verdad es que sus 40 años en el mundo del perro parece que le han cundido poco:
Luego también ha aparecido en escena Eduardo de Benito, actual director de la revista ''Pelo, pico, pata'' y una persona con una trayectoria muy larga y reconocida en el mundo del perro. No tengo nada en contra de este señor, porque en los grupos de facebook se ha conducido de modo muy educado y además tengo muy buenas referencias de él por terceras personas, pero por todo lo que he explicado más arriba no reconozco autoridad moral ni intelectual alguna en gente que no son en general más que el resto de nosotros, los aficionados medios. Así que me pregunto, tras leer la cerrada y romántica defensa que Eduardo de Benito realizó del perro lobero cántabro- y enfatizo lo de cántabro porque él abogaba con fuerza por el uso de este término concreto- dónde estaba él hace 30, 20 ,15 o 10 años atrás …; quiero decir que esta ‘raza’ tan supuestamente común en Cantabria, tan conocida por todo el mundo según ellos dicen ¿por qué no suscitó ningún artículo por su parte? ¿por qué ha tenido que esperar al 2012 o al 2013 para pronunciarse con luz y taquígrafos a favor de esta casta canina y plantearse un artículo en su propia publicación- que no sé si a estas alturas ya habrá aparecido? Creo que estaría bien que alguien respondiese a estas preguntas…
Hace no mucho plantee a todos estos redentores y salvapatrias una cuestión en el grupo de La Cinofilia Española, naturalmente ninguno de ellos dio la cara. Me preguntaba entonces por qué todos aquellos que presumen de cántabros y asocian esa condición a la defensa del ‘perro lobo’, no se interesaban lo más mínimo en el ‘perro de aguas’ – o ‘perro de lanas’ como también se le llamó siempre en el norte. Los mismos interesados en eliminar cualquier posible consideración de las castas cantábricas de perro de aguas son los que publican artículos escritos por otras personas algo más cabales-que al parecer ellos no han leído completos o no han entendido- en los que se afirma justo todo lo contrario, ya que en estos se describe la extensión de esos canes hacia el norte de la península desde el siglo XVI. Todos estos asuntos han sido tratados en dos discusiones en las que yo participé y en las cuales, modestia aparte, un ‘gurú dueño de afijo’ que intentaba sentar cátedra salió, en sentido dialéctico, bastante mal parado. Pues bien… jamás vi en ninguna de estas discusiones a ninguno de los ‘cantabristas’ que me han tildado en este blog y a través de correos electrónicos poco menos que de traidor, enemigo de la región y hasta de fascista.
Tampoco los he visto cuando se ha tratado en ese mismo grupo de facebook el tema del sabueso cántabro, un asunto del que otros alucinados que de nuevo nada tienen que ver con los perros también se quisieron aprovechar en algún foro hace años. Afortunadamente todo quedo más que aclarado gracias a las explicaciones educadísimas de Oscar Plumariega Portilla, que es una de las personas que de verdad está trabajando por lo que él entiende que es el sabueso tradicional de La Montaña- mucha gente podrá tener otras visones de los sabuesos norteños, pero desde luego lo que él plantea es tan coherente como esas otras posturas, y por eso merece todos los respetos.
Lo que trato de explicar con todo esto es que me da la impresión de que los que están promoviendo todo el asunto del lobero, están bastante más interesados en controlar un invento que ellos mismos se han sacado de la manga, que en la investigación real y veraz de razas caninas tradicionales o endémicas de una zona.
Todo en esta disparatada aventura es surrealista, ni siquiera ellos mismos se ponen de acuerdo en qué perros son loberos y cuáles no, ya que fotos como las que aparecen en el blog del secretario de la asociación, Manuel Bahíllo, comenzaron a ser criticadas en el facebook del perro lobo tras el incidente de ‘Alberto Alsaciano’:
Se amparan en interpretaciones muy torticeras de la historia, diciendo que es un perro empleado desde antaño en el manejo de ganado vacuno, casi desde tiempos inmemoriales…; cuando resulta que el modelo de explotación agropecuario al que ellos se refieren tiene a lo sumo dos siglos. Entiendo que vende mucho la idea de Cantabria como el país de la vaca tudanca- aunque la verdad es que en el último siglo fue el de la ‘vaca pinta’ o frisona- pero incluso las razas de ganado autóctono tuvieron muy poca importancia antes del XIX; imaginar inmensas manadas de tudancas campando por La Montaña en los siglos XVI o XVII es un anacronismo brutal, le pese a quien le pese. El único lugar de la actual región, en el que quizás hubiera tenido sentido el uso de perros boyeros, habría sido la zona pasiega, por los especiales sistemas de aprovechamiento del terreno que estas gentes pusieron en práctica al margen de los señoríos y las tierras comunales; lo que ocurre es que los pasiegos de facto tampoco se valieron de una raza específica para estos menesteres.
Otro asunto es, como yo he defendido siempre, que desde mediados del siglo pasado, e incluso un poco antes, coincidiendo con el máximo auge de la ganadería montañesa, las castas de pastores alemanes más o menos mestizados que fueron inundando todo el mundo rural español, se acabaron adaptando a la perfección como perros auxiliares en mil tareas. Eso jamás lo he negado, básicamente porque… yo lo he vivido en el entorno rural de Cantabria, en casas de familiares, amigos y conocidos. El ‘perro lobo’, entendido como un pastor alemán no muy puro, está presente en las zonas rurales españolas más variopintas desde hace mucho más tiempo de lo que algunos creen, allí donde había necesidades de un can que bregase con ganado o que hiciese labores de 'perro de cadena' se acabó quedando y en ocasiones se cruzó con mastines y careas. Por eso nos llegan noticias de este tipo de perros desde Extremadura, Galicia, León, Asturias, norte de Palencia, norte de Burgos, Cantabria, etc.
Pero de ahí a afirmar que eran el producto de la hibridación de perros y lobos, o que habían surgido como resultado de la domesticación del lobo en la Cantabria paleolítica, o que era una casta cientos de años más antigua que cualquier otro perro boyero europeo, como se ha llegado a decir, va mucho trecho.
Tal y como anuncié al principio de este post, en el artículo que publicaré mañana aportaré pruebas documentales que nos hablan, sin ningún genero de dudas, de la presencia de pastores alemanes como algo relativamente normal en la España anterior a 1930; y lo más importante, del uso de las expresiones 'perro lobo' y 'perro policía' como sinónimos habituales para referirse a la raza germana.
Espléndido artículo. Muy clarificador. Me gusta que hayas puesto de relevancia el afán de cierta gente de circunscribir a una región (Cantabria, en este caso) y/o nación(España, también en este caso)el origen de un cierto tipo de perro. Parece que estamos en 1898: lamiéndonos las heridas y buscando algo de lo que sentirnos únicos y orgullosos. Dentro de poco lo ponen hasta en las banderas como signo de identidad. Además, recalcar que detrás de todo este montaje existe un negocio de cría de perros. Me gustaría saber si los criadores de estos perros en concreto tienen permisos, instalaciones adecuadas, pagan impuestos.... Porque si se investiga un poco igual nos encontramos con gente que hace pasta/historia y no paga ni impuestos. Deben saber que la venta de perros por particulares de forma habitual es un negocio y tiene que tributar como tal. Si hacen otra cosa, están haciendo algo ilegal.
ResponderEliminar¡Y que no me digan que no hay que jugar con el pan de las familias!!!!
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