En el mundo del perro, como en muchísimos otros ámbitos, no siempre triunfa el mejor preparado, ni el más apto, ni siquiera el más ético. Muy al contrario, con frecuencia el nepotismo, las relaciones y contactos al más alto nivel, o el dinero, hacen que absolutos ineptos gocen de posiciones, cargos y atribuciones que no merecen.
El problema en la cinofilia es de hecho aún mayor, ya que se trata de un entorno bastante cerrado, estanco, donde no corre el aire; a menudo poblado por gente con escasa formación intelectual; articulado en torno a una densa red de clubs y asociaciones en los cuales la normativa interna muda con facilidad al gusto del presidente de turno; y en definitiva, donde hay poco lugar para la innovación, la participación democrática y la libre competencia en igualdad de condiciones.
Pero cuando es la organización rectora superior la que incurre en todo tipo de irregularidades y errores, de verdad que entonces tenemos un problema grave...